La miro
y no se
mueve,
altanera
y orgullosa,
así se posa
en la orilla
del mar.
Las olas
la bañan
y ahí sigue
quieta,
sin que nadie
se atreva
a hablar.
Majestuosa,
con semblante
duro,
ella pasa
así sus días
por muy fuerte
que sea
el oleaje.
Cuanto
conoce
del mar,
mil historias
que jamás
podrá contar,
de amores
y desamores,
de lágrimas
y felicidad,
así es la roca
que habita
frente al mar.
Núria De La Torre 2011-09-20
QUE HERMOSA PERCEPCIÓN Y MANERA DE DARLE VIDA A UNA ROCA FRENTE AL MAR , UN BELLA FORMA DE SENTIR LA POESÍA COMO LA VIDA MISMA AÚN UNA ROCA , SUBLIME ESTO AMIGA . SALUDOS
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